Cuando pensamos en entrenar, normalmente se nos viene a la cabeza levantar pesado, sudar en un circuito HIIT o darlo todo en la cinta. Pero hay dos partes del entrenamiento que muchas veces se pasan por alto y que marcan la diferencia: el calentamiento y la vuelta a la calma.
La importancia del calentamiento
El calentamiento no es solo mover un poco los brazos o trotar 30 segundos. Es el proceso que prepara tu cuerpo para rendir al máximo.
Activa la circulación y aumenta la temperatura muscular.
Mejora la movilidad de articulaciones y reduce la rigidez.
Previene lesiones porque tus músculos y articulaciones ya están listos para la acción.
Conecta la mente con el cuerpo, te enfoca en lo que vas a hacer.
👉 Dedica entre 5 y 10 minutos a movimientos dinámicos: sentadillas sin peso, zancadas, saltos suaves, movilidad de hombros… Lo ideal es que imites de forma ligera los gestos que harás en la sesión.
La vuelta a la calma
Cuando terminas de entrenar, no deberías parar en seco. Igual que una peli no termina de golpe, tu cuerpo necesita un cierre progresivo.
Regula el ritmo cardíaco y la respiración.
Reduce la tensión muscular después del esfuerzo.
Acelera la recuperación para tu próxima sesión.
Evita mareos o bajones de tensión.
Un tip extra
👉 Invierte de 5 a 10 minutos en caminar suave, ejercicios de respiración y estiramientos estáticos de los músculos que más hayas usado.

Haz del calentamiento y la vuelta a la calma un ritual. Igual que no empiezas tu día sin café ☕, no empieces ni termines tu sesión sin estos pasos. Notarás menos molestias y más progreso a largo plazo.
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La preparación es la mitad de la victoria.
Miguel de Cervantes Tweet
🙏 Gracias por leer hasta aquí. En DLFitness cuidamos cada detalle de tu entrenamiento: por eso en todas nuestras clases incluimos un calentamiento y una vuelta a la calma. Porque entrenar bien no es solo darlo todo en la parte central, sino también preparar y cuidar tu cuerpo antes y después. 💪🔥